Durante la última hora de su jornada, Carmen Julia Toro decidió dejar de caminar y sentarse en una jardinera sobre la avenida 80 a la altura de la calle 38, sector Laureles de Medellín, para rematar las fresas que empezó a vender desde el mediodía. “Está a tres mil la libra pero ya pa’ terminar con ésta la voy a vender a dos mil”, declaró a A-Pin en momentos en que ubicaba entre sus piernas la caneca con la fruta.

3: 20 PM. A esta hora doña Carmen empezó a ofrecer más barato lo que le quedaba de fresa: “Aquí tengo por ahí cuatro kilos todavía, vamos a ver si se vende”, dijo, e inmediatamente empezó a preguntarle a los transeúntes: “¿Va a llevar la fresita?”.

3: 20 PM. A esta hora doña Carmen empezó a ofrecer más barato lo que le quedaba de fresa: “Aquí tengo por ahí cuatro kilos todavía, vamos a ver si se vende”, dijo, e inmediatamente empezó a preguntarle a los transeúntes: “¿Va a llevar la fresita?”.

2

3:26 PM. Luego de empacarle una libra de fresa a la reportera, Carmen Julia hizo una pausa y relató: “Esta fruta es muy bueno venderla porque es muy llamativa, pero como la nuera se me llevó la ponchera, me dejó sin dónde exhibir”.
3:26 PM. Luego de empacarle una libra de fresa a la reportera, Carmen Julia hizo una pausa y relató: “Esta fruta es muy bueno venderla porque es muy llamativa, pero como la nuera se me llevó la ponchera, me dejó sin dónde exhibir”.

3

3:39 PM. El cuidador de carros de la cuadra, Francisco Javier, se acercó a saludar a la vendedora y recibió tres fresas de regalo. Entre pregón y pregón y durante unos quince minutos, hablaron del viento que soplaba y de lo caros que están los arrendamien
3:39 PM. El cuidador de carros de la cuadra, Francisco Javier, se acercó a saludar a la vendedora y recibió tres fresas de regalo. Entre pregón y pregón y durante unos quince minutos, hablaron del viento que soplaba y de lo caros que están los arrendamientos.

4

4:00 PM. Una señora (que no permitió hacerle registro) se dejó tentar por las fresas. “Véndame mil”, le dijo a Carmen; a lo que ésta respondió en tono cordial: “Pues lleve la libra de una vez… a dos mil pesitos”. Pese al entusiasmo de la vendedora, la cli
4:00 PM. Una señora (que no permitió hacerle registro) se dejó tentar por las fresas. “Véndame mil”, le dijo a Carmen; a lo que ésta respondió en tono cordial: “Pues lleve la libra de una vez… a dos mil pesitos”. Pese al entusiasmo de la vendedora, la clienta decidió llevar sólo media libra.

5

En cuanto la compradora se retiró, Carmen afirmó: “Ya esta fresa está muy mojada, blanditica blanditica… así no paga venderla porque no me vuelven a comprar…”. Dudó unos momentos, revisó el fondo de la caneca y finalmente decidió: “Me voy a ir para la cas
En cuanto la compradora se retiró, Carmen afirmó: “Ya esta fresa está muy mojada, blanditica blanditica… así no paga venderla porque no me vuelven a comprar…”. Dudó unos momentos, revisó el fondo de la caneca y finalmente decidió: “Me voy a ir para la casa mejor. Ésta es mejor no venderla, en la casa la gasto en jugo o hago cremas”.

6

Antes de irse, la mujer le regaló a Francisco una bolsita con fresas: “Pa’ que coma o lleve para la casa”, le dijo. “Hay días así, pero me voy contenta porque vendí mucha temprano y hay otros días muy buenos que le quedan a uno cuarenta o cincuenta mil pe
Antes de irse, la mujer le regaló a Francisco una bolsita con fresas: “Pa’ que coma o lleve para la casa”, le dijo. “Hay días así, pero me voy contenta porque vendí mucha temprano y hay otros días muy buenos que le quedan a uno cuarenta o cincuenta mil pesos”, puntualizó.

7

Eran las 4:18 PM cuando vimos a doña Carmen coger rumbo al paradero de buses.
Eran las 4:18 PM cuando vimos a doña Carmen coger rumbo al paradero de buses.

(Informó A-Pin)