Momentos antes de grabar una puesta en escena para una serie televisiva sobre la Historia de la Medicina y la Policlínica en Antioquia, actores y técnicos superaron varios obstáculos e inconvenientes de última hora. El rodaje estuvo a cargo de empleados de la Universidad de Antioquia Televisión. A-Pin los acompañó.


Mientras uno de los actores, al fondo, le contaba a los otros que subirse los pantalones hasta el ombligo sirve «para no pisarse la bota con los talones», la productora de campo, Luz Gutiérrez, hacía una llamada de última hora: «Estoy cuadrando viaje a Valparaiso», afirmó. Para la puesta en escena, la locación elegida fue el antiguo edificio de la I. E. Javiera Londoño, en el centro de Medellín. “Estamos contando lo que pasaba a principios del siglo XIX, necesitábamos una construcción vieja y bonita”, explicó Gutiérrez. “Tuvimos que poner una lona para suavizar la luz que entra por el patio”, agregó uno de los técnicos.


Al actor Mauricio Valencia tuvieron que esconderle el pelo que se le salía por la zona trasera de la cabeza. “Le pusimos unos ganchos y reforzamos con gomina porque tiene el pelo muy liso… también va con sombrero”, dijo Gutiérrez. “En esa época no se usaban colas”, agregó la mujer, quien antes había bromeado con motilar al actor. Al fondo, Juan Camilo Porras, otro actor, trata de enfriar un tinto.


“Usted no puede hablar ni abrir la boca”, le dijeron en medio de risas a Johnatan Cardeño, pues está en tratamiento de ortodoncia, práctica que no existía en 1800. Por iniciativa propia, el actor ocultó sus brackets con chicle. “Es la primera vez que lo hago, también se podría con cinta de enmascarar”, sostuvo Cardeño, quien no tenía parlamentos en su escena: “Es por si alguna cosa, eso se ve muy anti época”, dijo, con el espejito de la producción en la mano.


Mientras se medía el vestuario asignado, Porras descubrió que se había puesto medias distintas. “Es que tengo muchos pares de medias blancas con rayitas de varios colores y todas están sueltas en el cajón, las cogí al azar”, declaró . “Me gustan largas por el calorcito y porque varios tíos sufren de la circulación, entonces me empeliculé con eso”. Luz Gutiérrez aclaró que las medias distintas no eran un problema para el rodaje. “Él va con pantalón”.


Roberto Atehortúa, uno de los técnicos, “alineando la cámara con el lente”: “Esto siempre se hace”, aseguró el hombre, quien minutos antes había comprado unas llaves para manipularlo. “Pero no sirvieron porque la medida de la llave original es mucho más milimétrica, eran unas llaves chinas de 3.500 pesos”. En la foto se aprecia la forma como el técnico lleva las cintas alrededor de sus brazos. “Así cargamos las cintas la gente de la televisión”, reveló Atehortúa, apodado «El pollo».


Una bolsa de agua caliente, utilizada normalmente para aliviar dolores musculares o lumbagos, fue ubicada en la base del trípode de la cámara para obtener un “efecto de flotación”: “Es para que quede como flotando la imagen, la puesta en escena que estamos grabando va en cámara lenta y se ve muy bien así”, manifestó Rodrigo Mora, director de la serie. “En Bogotá le dicen ‘La Perra’ a esa bolsa”, añadió el profesional.


Cuando se habían grabado los primeros planos, se desató una suave llovizna en el sector. “Este parasol siempre hay que sacarlo porque con esta llovedera uno sabe que en cualquier momento se larga el agua, y llórelo”, fue lo que expresó uno de los técnicos al cubrir los equipos.

¡ATENCIÓN!
¡RECREAN SANGRE CON MERTHIOLATE!
Para maquillarle una herida al joven Daniel Cárdenas, la producción utilizó merthiolate, pero el color de esta solución se alejaba mucho del rojo. Vea en este video el momento en que deciden buscar otra alternativa para obtener la sangre artística…


Minutos después…


La productora compró un frasquito de sangre artificial en una tienda de bromas y disfraces. «Pero ese líquido salió casi fucsia, no quedó muy parecido a la sangre», dijo Gutiérrez. «Pero no hay problema porque es un plano muy general», apuntó uno de los técnicos, mientras Cárdenas esperaba salir a escena: “Aquí me toca estar sentado con una herida en la cabeza mientras pasa alguien con el brazo en cabestrillo”, afirmó el joven, quien toca la guitarra eléctrica y es amante del Jazz.


Una planta sirvió a la producción para superar el último obstáculo: un parche amarillo en uno de los bajantes de la casa. “Eso se ve muy feo, hay que taparlo”, dijo Mora, el director, luego de revisar las primeras tomas. “¿Ahí?”, preguntó varias veces el técnico, quien bajaba y subía la mata con una cuerda hasta quedar en el punto exacto. A-Pin conoció que, tras cinco horas de rodaje, el equipo de producción cumplió con el plan de grabación del día.